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Amante del mundo del mar y de toda la cultura que se mueve a su alrededor, Pablo Mariño, director de Bluscus Turismo Marinero, defiende el amplio potencial que los destinos econáuticos Rías Baixas tienen para las personas visitantes. En sus palabras, “contamos con una gran cultura marinera que mostrar y unas rías fantásticas para navegar”.
Viajero antes que turista, Pablo Mariño siempre busca la emoción, saliendo de las habituales rutas y buscando la proximidad a la gente local que le proporcionan experiencias reales. Su amor por el mar hace que siempre acabe sus viajes en la costa… “Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas", afirma.
Esas experiencias cercanas de las que habla las pueden encontrar las personas que elijan Rías Baixas para disfrutar del turismo cultural y marinero. “El visitante puede visitar y conocer de cerca las diferentes artes de pesca que existen en Galicia gracias a la gran flota pesquera y a la tradicional marítima”, indica el director de Bluscus, que defiende la idoneidad de descubrir el territorio a través de sus pueblos marineros y de sus gentes.
Otra de las ventajas de esta zona es que “las rías son navegables casi todo el año”. De este modo, la visita a las distintas villas y ciudades –varias de ellas ofrecen hermosos Conjuntos Histórico-Artísticos- se pueden combinar con el conocimiento, de primera mano, de la labor desarrollada por los profesionales que trabajan en ellas. “Además, el mar ofrece unos recursos ideales para fomentar el turismo inclusivo", concreta.
Pablo Mariño se crio en Vigo, aunque su corazón pertenece a esa villa marinera llamada Ribeira, situada en la Ría de Arousa (A Coruña). Su propio apellido evoca a leyendas marineras: “La sirena de la Isla Sálvora tuvo amores con un caballero romano naufragado en la isla. De ese amor nació un niño al que se llamó Mariño…” Su familia sabe lo duro, pero al mismo tiempo, bonito que es trabajar en “la mar”. Su curiosidad por el mundo marinero partió precisamente de las historias que le narraban en primera persona sus abuelos desde temprana edad, en donde “El gran sol” era el gran protagonista.
Licenciado en Empresariales y con formación en comercio internacional, ha vivido en diferentes países de cuyas culturas también se siente arraigado. Tiene experiencia como formador y gestor de proyectos internacionales, así como de promotor en comercio exterior. En una de esas experiencias internacionales, concretamente en Lisboa, fue donde conoció a Jacobo Camba, otro de los miembros de Bluscus. Y de una grande amistad y pasión en común por el mar nació este proyecto.
En Portugal Pablo y Jacobo pudieron comprobar el cariño portugués que existe por la gente y producto gallego. No es de extrañar dada la cantidad de paralelismos entre estas dos culturas que desde siempre han vivido muy próximas. Los gallegos se establecieron en Lisboa a partir del siglo XV, cuando Portugal vivía un momento de apogeo por sus descubrimientos en ultramar.
De familia humilde y de gente trabajadora del mar y la tierra, pero sobretodo del mar. Es así como se define Susana, la segunda de cuatro hermanas.
Esta es una saga familiar de percebeiros, donde no importa el género, abuelas y abuelos, padre y madre fueron todos percebeiros que sacaban los recursos suficientes y arriesgaban sus vidas para poder alimentar a la familia y llevar dinero a casa.
Susana mamó esta pasión por el mar desde su nacimiento en la villa marinera de Baiona, ella y sus hermanas son la tercera generación de percebeiras. Las cuatro, después de dedicarse a diferentes oficios a lo largo de sus vidas, curiosamente, acabaron siendo percebeiras. Oficio que aprendieron del mejor de la época, su padre.
Su madre siempre le contaba que su padre quería un hijo varón, para enseñarle este oficio, y no le quedó más remedio que enseñárselo a sus hijas. Con el tiempo, se dio con un canto en los dientes y se llenó de orgullo por sus cuatro hijas percebeiras. Mujeres que viven esta profesión desde el mayor respeto hacia el medio en el que trabajan, cuidando y conservando el recurso del que viven: percebes y erizos.
Quizás por su historia personal o también por desenvolverse en un entorno, que ella define como “aún a día de hoy claramente machista”, Susana defiende y abandera cuando es necesario su profesión y su espacio como mujer. Desde su puesto como Patrona Mayor de la Cofradía justifica el cargo y lo mantiene dando un ejemplo de empoderamiento.
Para ella, las razones por las que visitar los ecodestinos náuticos y disfrutar del turismo cultural y marinero son muchas, pero se centran en mostrar los oficios dentro del sector marítimo, el marisqueo a pie y a flote, la pesca en las rías, las artes de pesca, que se utilizaban antaño y en la actualidad.
También la riqueza en variedad de los recursos pesqueros y marisqueros que ofrecen las Rías Baixas donde se encuentra un producto de calidad, materia prima que se saborea en la gastronomía de estos ecodestinos.
Otra razón de peso, es el aporte al visitante de la historia de estos lugares tan arraigados al mar, así como de las tremendas vivencias de todo tipo que acompañan a sus gentes en el día a día.
Conocer a su gente, sus recursos, sus técnicas de venta, visitar sus lonjas o escuchar sus historias hará vivir una experiencia diferente a la vez que enriquecedora a todos los visitantes.
Apasionado por la cultura marítima y sobre todo por las embarcaciones tradicionales, Manuel, natural de Carnota, explica en una frase la importancia de la presencia viva de estas construcciones: vas a ver lo que en ninguna otra parte del mundo puedes contemplar.
Es presidente de Culturmar- Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial. Entidad que tiene la labor de salvaguardar el patrimonio marítimo y fluvial de Galicia, sobre todo el patrimonio flotante. Por lo tanto, son las embarcaciones tradicionales, comúnmente de madera y propulsadas a remo y a vela dedicadas en su tiempo primordialmente al trabajo, pesca y cabotaje, su objetivo principal de interés.
Galicia posee una enorme variedad de tipos de embarcaciones tradicionales siendo de las más ricas de Europa, fruto de la pericia secular de los carpinteros de Ribeira y de ser Galicia una encrucijada donde se fueron adaptando y dando forma propia a las influencias llegadas desde tiempo inmemorial, desde el Mediterráneo y el Atlántico norte europeo. Esto convierte el patrimonio flotante en una manifestación propia a la vez que europea.
Para él, la propia existencia de esta Federación es la mejor muestra que acredita en el futuro de la cultura marinera y de su patrimonio en todas sus expresiones. Considera importante fomentar este patrimonio frente a la uniformidad de las actuales embarcaciones y puertos.
La razón principal que nos da para visitar los destinos de Rías Baíxas y Alto Minho es conocer la característica esencial de la cultura e identidad gallega, resultado de la relación secular con el mar que fue y es fuente de trabajo y riqueza, además de ser hasta recientemente el principal camino de nuestra relación con el mundo. También puntualiza la tradición común con el patrimonio marítimo y fluvial portugués, que puede cambiar de nombres en lo que se refiere a embarcaciones o aparejos, pero viene siendo básicamente una única tradición.
Aconseja a los visitantes que visiten, conozcan y gocen navegando de este patrimonio flotante y defiende el desarrollo de Marinas Tradicionales en espacios portuarios como es el caso de la marina de Bouzas, custodiada por la Asociación de Mariñeiros de Bouzas (Vigo).
También, invita a asistir a las actividades de las asociaciones de Culturmar como concentraciones y regatas que se celebran en los distintos puertos a lo largo del verano, sobre todo en las Rías Baixas. Destacando la gran fiesta de la cultura marítima gallega, el Encuentro de Embarcaciones Tradicionales de Galicia, que se celebra cada dos años en un puerto distinto, el próximo será en 2021, y acoge un sinfín de muestras de la tradición marinera de la mayor concentración peninsular de embarcaciones tradicionales.